Los orígenes de la Hermandad se remontan al siglo XVII, momento en el que los abades del antiguo monasterio de San Basilio encargan las Imágenes de Nuestros Sagrados Titulares. Desde el primer momento los vecinos del Alcázar Viejo consideran suyas estas Imágenes y les profesan una especial devoción y veneración, haciéndolas receptoras de sus plegarias durante todo el año.
Existen varios documentos, como los realizados a instancias del corregidor de Córdoba D. José Eguiluz en 1796 y por el Obispo de Córdoba D. Pedro Antonio de Trevilla en 1820, en la que aparecía ubicada en el barrio del Alcázar Viejo la Cofradía de Nuestra Señora de la Paz, que procesionaba, hasta finales del siglo XVIII, los pasos de San Juan, Nuestro Señor Crucificado, Jesús con la Cruz al Hombro y Nuestra Señora de la Soledad. De lo cual podemos deducir que, al menos, la Imagen del Nazareno correspondía a Nuestro Padre Jesús de la Pasión.
Si bien podemos considerar a esta Hermandad de Nuestra Señora de la Paz como precedente a la actual, no será hasta 1939 cuando un grupo de devotos del barrio, vinculados en su mayoría a la Hermandad de la Virgen del Tránsito, acuerdan nombrar una comisión gestora para fundar la nueva Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, María Santísima del Amor y San Juan de la Palma, que pasará posteriormente a denominarse San Juan Evangelista. Será esta comisión gestora la que, bajo el mandato de D. Francisco Ruiz Ruiz como Hermano Mayor, redactará los primeros Estatutos de nuestra Hermandad, aprobados por el Obispo de Córdoba D. Adolfo Pérez Muñoz el 30 de marzo de 1939. Este mismo año, pese al poco tiempo disponible y la escasez de medios, la Hermandad realizará su primera Estación de Penitencia la noche del Martes Santo por las calles del barrio. Lo mismo ocurriría al año siguiente, que culminaría, el seis de noviembre, con la firma del Decreto de erección canónica de la Hermandad por parte del citado prelado Pérez Muñoz.